Santo Domingo. El uso de anabólicos y esteroides continúa siendo un tema alarmante en la sociedad dominicana, particularmente por las graves consecuencias que genera en la salud de quienes los consumen.
Según la doctora pediatra Dhamelise Then y el entrenador certificado Gonzalo McCrory, estos compuestos alteran las características sexuales, dañan el sistema cardiovascular, aumentan la agresividad y provocan cambios físicos extremos, pero también traen riesgos letales como infartos, insuficiencia cardíaca y problemas hepáticos irreversibles.
El caso más reciente que ha encendido las alarmas es la muerte del joven prospecto de béisbol Ismael Ureña, de 14 años, quien supuestamente fue inyectado con una sustancia veterinaria en una academia deportiva. Este trágico evento ha reavivado el debate sobre los riesgos de estas prácticas y la falta de regulación en las academias deportivas en República Dominicana.
Efectos en la salud masculina y femenina
La doctora Then explicó que, en hombres, los esteroides detienen la producción de testosterona, lo que provoca el encogimiento de los testículos, disfunción sexual, pérdida de fertilidad y, en algunos casos, desarrollo de tejidos mamarios. En las mujeres, los efectos son igualmente devastadores: voz más grave, calvicie masculina, agrandamiento de los órganos sexuales y crecimiento de vello en áreas poco comunes. Ambos géneros pueden sufrir daños psicológicos como agresividad extrema, depresión y ansiedad.
Impacto cardiovascular y hepático
Los efectos negativos de los anabólicos en el sistema cardiovascular son profundos. “El corazón es un músculo que crece con estímulos físicos. Si el crecimiento es desmedido, el corazón pierde capacidad para llenarse y relajarse, lo que lleva a insuficiencia cardíaca. Además, los vasos sanguíneos se endurecen, aumentando la presión arterial y el riesgo de infartos”, señaló Then.
En cuanto al hígado, estas sustancias suelen provocar toxicidad hepática, lo que puede derivar en enfermedades graves como cirrosis o insuficiencia hepática. “Estos medicamentos no están diseñados para el consumo humano en las dosis que se utilizan en el ámbito deportivo, y los efectos secundarios son inevitables”, agregó.
Riesgos en niños y adolescentes
La doctora subrayó que el uso de anabólicos en menores de edad tiene un impacto aún más severo, ya que sus cuerpos están en pleno desarrollo. Entre los riesgos están el cierre prematuro de las placas de crecimiento, que detiene el desarrollo óseo, además de problemas hormonales irreversibles.
El entrenador McCrory añadió que la presión por destacar en deportes como el béisbol lleva a muchos jóvenes a caer en estas prácticas, alentados por entrenadores irresponsables o academias que buscan resultados rápidos para obtener beneficios económicos.
La doctora Then y el entrenador McCrory hablaron en el programa Reseñas, que conducen los periodistas Rafael Núñez y Adelaida Martínez R., sobre las implicaciones en la salud que tiene la aplicación de anabólicos en seres humanos.
El contexto del caso Ismael Ureña
El fallecimiento de Ismael Ureña es un ejemplo preocupante de la falta de regulación en el ámbito deportivo juvenil. Según se ha denunciado, al joven se le inyectó una sustancia utilizada en caballos para aumentar su rendimiento físico, algo totalmente inapropiado para el cuerpo humano.
La doctora Then expresó su indignación ante la práctica de medicar a menores sin supervisión médica y advirtió sobre la necesidad de implementar controles estrictos en las academias deportivas.
“Es inaceptable que personas sin formación médica estén administrando sustancias tan peligrosas, especialmente en niños y adolescentes. Este caso debe servir como llamado de atención para evitar más tragedias”, declaró Then.
Señales de alerta para los padres
Ambos especialistas instaron a los padres a estar atentos a cambios físicos y de comportamiento en sus hijos, como agresividad inusual, aumento acelerado de la masa muscular, dolores de cabeza frecuentes, fatiga, palpitaciones, enrojecimiento ocular y retención de líquidos. Estos pueden ser indicios de que el menor está consumiendo esteroides o anabólicos.
“Si notas estas señales, busca ayuda de inmediato. Es fundamental establecer una comunicación abierta con los hijos para identificar problemas antes de que sea demasiado tarde”, recomendó McCrory.
La responsabilidad de las academias deportivas
El entrenador lamentó que en muchas academias se prioricen los resultados económicos sobre la salud de los jóvenes. “Se ha perdido el objetivo principal de formar deportistas íntegros. Muchas academias ven a los chicos como un negocio, y en ese afán, se recurre a métodos peligrosos que comprometen su salud”, denunció.
McCrory instó a los padres a exigir transparencia en las academias donde inscriben a sus hijos. “Es obligatorio que se entreguen consentimientos firmados y se informe sobre cualquier tipo de suplementación o tratamiento que se utilice. Medicar a un menor sin el consentimiento de los padres es una violación grave de la ley”, enfatizó.
El programa Endocardio: un enfoque integral
Para combatir estas prácticas y promover una salud integral, el Hospital Pediátrico Hugo Mendoza ha implementado el programa Endocardio, un modelo que combina actividad física funcional y asesoramiento nutricional. Este proyecto, dirigido por McCrory, busca mejorar la calidad de vida de los participantes mediante entrenamientos personalizados y dietas saludables, eliminando la dependencia de sustancias químicas.
“Queremos demostrar que se puede alcanzar un rendimiento deportivo óptimo de manera saludable, priorizando siempre el bienestar físico y emocional”, explicó McCrory.
Llamado a la acción
Finalmente, la doctora Then exhortó a las autoridades a establecer regulaciones más estrictas en el ámbito deportivo juvenil y a realizar campañas educativas para informar sobre los riesgos de los esteroides. “Necesitamos proteger a nuestros jóvenes de prácticas irresponsables y brindarles las herramientas para crecer de manera saludable y ética en el deporte”, concluyó.
